La talla de Nuestra Señora del Rosario fue realizada en 1937 por José Antonio Rodríguez Fernández -Andés, quién la donó a la corporación. Se trata de una imagen de vestir de 1.54 m., estando la cabeza realizada en madera de caoba (algo inusual en la época de la que estamos hablando, ya que nos encontramos en plena Guerra Civil Española), mientras que las manos y el Niño son de madera de cedro.
La imagen posee una expresión de gran dulzura y bondad mezclada con cierta melancolía en su mirada, como presintiendo el final que su Hijo tendría, para así redimir al pueblo cristiano.
Las facciones presentan un correcto modelado, con líneas fisonómicas que se asemejan al de la Venus de Médici. Los ojos son grandes y están delimitados por pobladas pestañas, que cargan la mirada de una mayor expresividad, mientras que sus finas cejas se arquean dando así mayor sensación de alegría. La nariz es fina y de un bello modelado. Sus labios aparecen cerrados y esbozando un sonrisa, que aportan una mayor ternura y unción sagrada a este bello simulacro de la Madre de Dios. Posee la cabeza girada hacia la izquierda en ademán de mirar al Hijo, para así entablar una comunicación con Él. El pelo, aunque oculto bajo la peluca, está levemente tallado y aparece recogido en la nuca con un pequeño moño, mostrándose con ello sólo la parte inferior de las orejas.
La policromía que la imagen presenta responde al modelo andaluz, de tonalidades morenas, tan de moda entre los escultores de la época como Castillo Lastrucci o Illanes.
Las manos están suavemente modeladas, con dedos finos, portando en su mano derecha el cetro de realeza y al Divino Infante en la izquierda.
La talla del Niño Jesús, es una graciosa obra realizada en madera de cedro, con una medida de 43 cm. Tiene una simpática expresión infantil, con unos pequeños ojos de cristal y leve sonrisa. La cabellera esta tallada en grandes ondulaciones y su cabeza se gira en busca de la de la Madre, entablando así un dialogo entre ambos. Está totalmente tallado, estando cubierto con un paño realizado igualmente sobre la madera, a modo de paño de pureza. Sus piernas aparecen separadas estando la derecha en movimiento, dando así mayor dinamismo a la imagen. Sus brazos aparecen abiertos, en actitud de protección al pueblo; sosteniendo el Santo Rosario en su mano derecha. Posee una encarnadura similar a la de la Madre.
La imagen de la Santísima Virgen no ha sufrido apenas intervenciones. La primera de las que se tiene constancia aparece recogida en el libro de cuentas de la Hermandad en una factura fechada en octubre de 1947, por el arreglo de las manos de la Virgen a Carlos Bravo Nogales, por una cantidad de 15 pesetas, desconociéndose el motivo o alcance de esta restauración. La segunda, fue realizada por Juan Manuel Miñarro en 1986. El objeto principal de la misma fue la consolidación del cuello y el resanado de erosiones y fisuras, sin alterar (ni siquiera limpiar) la policromía de la imagen. En esta restauración también se le sustituyó el candelero de la Virgen por uno de cedro, ya que el anterior era de pino y no se encontraba en buen estado de conservación; cambiándose igualmente los brazos, por otros del citado material.
En el verano de 2002 se realizo la tercera, última y más importante intervención sobre las imágenes de la Virgen y el Niño, que hasta ahora han sufrido. Esta consistió principalmente en la limpieza y restauración de la policromía de ambas tallas, que presentaban un aspecto muy oscuro, debido a la oxidación de los barnices y pátinas de las mismas, y se procedió a la restauración del sistema de sujeción de la corona a la cabeza de la Virgen. La Santísima Virgen y el Divino Infante fueron repuestos al culto en la misa de Hermandad, del 2 de septiembre del mismo año.
Como dato curioso cabe destacar la anotación en el libro de cuentas de la Hermandad tres facturas, además de la anteriormente mencionada a Bravo Nogales, fechadas en octubre de 1937 y que corresponden al sacado de puntos del Niño de la Virgen, al sacado de puntos de la cabeza de la Virgen y a los ojos de cristal de la misma. El importe total es de 210 pesetas, desglosadas en 125 pesetas por el Niño, 75 por la cabeza de la Virgen y 10 por los ojos.